Uno de los principales baluartes del Junior es su fiel hinchada.
Uno de los principales baluartes del Junior es su fiel hinchada.
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Cristian Mercado

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Junior: 99 años de rica historia y de momentos inolvidables

Es tanta la pasión por el equipo tiburón, que muchas veces el ánimo de sus aficionados gira alrededor de sus resultados

“Un amor insoportable” es la manera como un trapo colocado en una de las tribunas del estadio Roberto Meléndez describe la obra de Micaela Lavalle de Mejía, fundadora del Juventud Infantil, que fue la primera piedra de lo que hoy es Junior, la máxima pasión deportiva de los barranquilleros y costeños en general. 

Un 7 de agosto de hace 99 años, Micaela lo creó para que sus hijos Marcos, Juan y Gabriel le dieran rienda suelta a su pasión por el fútbol, sin llegar a imaginar que ese 'otro hijo' se convertiría en el alma de la ciudad, cuyos seguidores se mueven al vaivén de sus resultados. Que ríen y gozan cuando gana y que se entristecen cuando pierde.

Ha sido un amor profundo, desde su mismo nacimiento hasta su participación en el primer campeonato de fútbol profesional, en 1948, en el que alcanzó el subtítulo, y que creció gracias a una legión brasileña que hizo delirar a la afición en el Romelio Martínez y que también estuvo ahí en su reaparición en el rentado colombiano, en 1966.

Eran tardes memorables en el viejo estadio de la calle 72, donde lo que menos importaba era el resultado final, sino ver de cerca la magia de Dida, del ‘Diablo’ Caldeira, las gambetas de Othon Dacunha, las corridas de Ayrton y la zurda prodigiosa de Víctor Ephanor.

Esa escuela brasileña dio paso, por idea de Fuad Char, que se vinculó como dirigente en 1972, a la argentina, que de la mano de José Varacka sentó las bases para formar un equipo campeón. Y lo logró en 1977 con el agua de maranguango de Juan Ramón ‘La Bruja’ Verón, secundado por el maestro Alfredo Arango, dupla que inspiró a Juan Gossaín para escribir su famosa crónica titulada ‘Un jugador llamado Ramón Alfredo Verango’.

Fue el equipo de los obreros, el que se hacía matar en la cancha y al cual en el Romelio no le ganaba nadie debido a la entrega de jugadores como Julio Comesaña, Eduardo Solari, Juan Carlos Delménico, Camilo Aguilar, Gabriel Berdugo, Dulio Miranda, Óscar Bolaño, Toto Rubio, Rafa Reyes y César Lorea, entre otros. 

Tres años después, la base de este equipo tendría su segunda consagración, esta vez sí con el ‘Puchero’ Varacka dirigiendo desde el banco y con otra camada de argentinos de la que hicieron parte Juan Miguel Tutino, Miguel Ángel Converti, Omar Alfredo Galván y Lorenzo Román, sumados a jóvenes de la cantera como Fernando Fiorillo y Carlos Molinares y veteranos de la talla de Ariel Valenciano, Bonifacio Martínez y Wilfran Cervantes.  

Aquel 2-2 contra Deportivo Cali, después de ir perdiendo 2-0 al término del primer tiempo, ha sido una de las páginas más brillantes del Junior. Aún retumba en los cimientos del estadio Pascual Guerrero el grito de gol del inolvidable Édgar Perea. "Gol del Junior, Gol de Berdugo, Junior, campeón. A Junior tienes que matarlo para ganarle”.

El Junior actual, dirigido por Hernán Darío Gómez

Trece años pasaron para que, en el 93, Iván René Valenciano, Víctor Pacheco y el ‘Pibe’ Valderrama dejaran plasmada sobre el césped del Metropolitano una auténtica obra de arte que culminó de manera magistral Oswaldo Mackenzie, quien eludió con irreverencia y elegancia a Óscar Córdoba para poner el 3-2 ante el América, en un dramático final que consagró al Junior campeón por tercera vez y silenció el Atanasio Girardot donde ya el Medellín había dado la vuelta olímpica.

Cómo olvidar los goles del ‘Bombardero’ Valenciano y del chileno Cristian Montecinos, alimentados por los pases de Valderrama, que contribuyeron a la consecución de la cuarta estrella en un torneo de 30 fechas dominado de punta a punta por el equipo tiburón.

Quién no recuerda la tarde del 19 de diciembre de 2004 en Medellín, cuando un gol de Walter Ribonetto devolvió a Junior a la vida y luego el ‘Toro de Becerril’, Martín Arzuaga, llegó cantando un vallenato y ejecutó con frialdad el último tiro de la tanda de penales para alcanzar el quinto título ante Atlético Nacional. 

Junior le dio al ‘Príncipe’ Giovanni Hernández la posibilidad de saborear su primer título en Colombia, en 2010, en aquella final contra La Equidad que se definió con un gol de carambola de Carlos Bacca en los últimos minutos, cuando ya se veía venir una nueva definición desde el punto penal. 

La faena se repitió en 2011, en la final contra Once Caldas, en Manizales, que tuvo como gran protagonista en la tanda de penales a Sebastián Viera. Allí nació el idilio del portero uruguayo con Barranquilla y la hinchada del Junior, al punto que decidió quedarse para siempre en estas tierras.

Julio Comesaña, campeón como jugador en 1977 y como técnico en 1993, reverdeció laureles en 2018 cuando condujo al Junior a la anhelada octava estrella con un equipo con el que, además, disputó su primera final continental. 

Pocos meses después de haberse marchado, Comesaña regresó y logró un bicampeonato histórico ante Deportivo Pasto, que sirvió para agrandar su leyenda en el equipo tiburón y convertirse en el técnico más ganador, ya que sumó a su palmarés los títulos de la Copa Colombia en 2017 y la Superliga en 2020.

El Junior del ‘Flaco’ Meléndez, del ‘Caimán’ Sánchez, Toño Rada, Marcos Coll, ‘Memuerde’ García, Heleno de Freitas, Carlos Babington, ‘Patón’ Bauza, Didí Valderrama, Carlos Ischia, Julio César Uribe, José Daniel Ponce, Lorenzo Carrabs, Nelson Díaz, Joaquín Pardo, el ‘Zurdo’ López, William Knight, Alexis Mendoza, Lucho Grau, Jorge Bolaño, ‘Niche’ Guerrero, Omar Pérez, Teófilo Gutiérrez, Luis Narváez y de tantos otros que ayudaron a construir esta rica y envidiable historia.

Ad portas del centenario, con el técnico Hernán Darío Gómez se ha iniciado un proyecto con miras a tener un equipo poderoso el año entrante y que sea protagonista no sólo a nivel nacional, sino continental. 

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